Adolf Loos introduce en su manifiesto "Arquitectura" (1910) un concepto interesante: la arquitectura vernácula, la cual podría bien relacionarse con la llamada "arquitectura de kilómetro cero".
Probablemente, la mayoría de ustedes bien sabrán a qué se refiere la expresión quilómetro cero, pero probablemente en otros ambientes, como en la cocina kilómetro 0 o en ciertos productos del mercado con etiqueta "km0". Todo ello nos indica que, tanto la comida del restaurante como esos productos del mercado, se han obtenido en un radio inferior a 100km.
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Loos hablaba, como decíamos, de arquitectura vernácula en su manifiesto al mencionar las casas de los campesinos y, en contraposición, una villa, muy distinta en medio del paisaje. Y no solo eso, sino que, además del campesino, también participa el albañil y el carpintero en el levantamiento de la nueva casa; aquí aparece la idea de implicación social, la de los vecinos, amigos, parientes.
En el artículo "La ética de lo obvio" de la revista "Arquitectura Viva", de Jesús San Vicente, relacionado con la arquitectura contemporánea, aparece claramente definido este concepto: "Muchos arquitectos se están alejando del escenario del show business global para restrablecer la dignidad de su oficio con un nuevo vocabulario que reinterpreta la diversidad en la arquitectura vernácula a partir de un conocimiento profundo del contexto social, tecnológico y cultural en el que se insertan sus proyectos" y "La nueva sensibilidad por lo local es el sedimento de una lenta decantación de ideas, métodos, estrategias y modos de pensar que están con nosotros desde hace mucho tiempo, pero que ahora se reescriben de una forma innovadora, como si se tratase de un paso adelante en un esquema evolutivo."
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